Multicultural
A pesar de los esfuerzos hechos por unos y por otros, la sociedad en la que vivió santa Teresa era, de hecho, multicultural, como lo es la nuestra.
El descubrimiento a mediados del siglo XX de los orígenes judíos, o mejor dicho, judeoconversos, de la familia de santa Teresa, suscitó en muchos un gran terremoto. Y eso porque, sobre todo a partir del siglo XIX, se había difundido la idea de que ella era el prototipo de la mujer de castellana y de raza española. Y así algunos la denominaron “la santa de la raza”.
Pero no estamos sólo ante un error relativamente reciente. Condicionados por el ambiente más bien hostil, fue la misma familia de la Santa, la que intentó disimular y ocultar todo lo que pudo dicho origen judeoconverso. De hecho, la misma Santa no habla nunca de ese tema. La suya, sin duda, la del siglo XVI español, era una sociedad multicultural en origen, como no podía ser menos, fruto del mestizaje cultural y religioso de los pueblos que habían habitado la península ibérica durante el Medioevo. Pero los gobernantes del momento, para facilitar sus proyectos sociales y nacionales, impusieron la uniformidad religiosa cristiano-católica, como medio para fortalecer el estado naciente.
En un estado oficialmente cristiano católico la sociedad parecía haber olvidado que, unas pocas décadas después de la muerte de Jesús, san Pablo había afirmado categóricamente que ahora no importaba tanto ser “judío o griego”, sino ser “una criatura nueva en Cristo” por el bautismo.
En todo caso, hoy podemos afirmar que Teresa Sánchez de Cepeda o Teresa de Jesús, fue sin duda, una descendiente de judeoconversos, pero también un prototipo eximio de mujer cristiana en pleno siglo XVI y también para el siglo XXI; prototipo de cómo se es una “nueva creatura en Cristo”, tanto por el bautismo como por la propia vida y doctrina. Alguien a quien el encuentro con Cristo, también él de sangre judía, le marcó la vida de forma definitiva.
David Jiménez Herrero, ocd
Mayo-Junio 2019