Misiones
Al cumplirle los 100 años de Carta Apostólica Maximun Illud de Benedicto XV, el papa Francisco designó el pasado mes de octubre como un Mes Extraordinario Misionero en el que renovar la llamada a proclamar el Evangelio por parte de todos los bautizados.
Durante la apertura del Mes Extraordinario Misionero el Papa animó a todo cristiano a hacer misión: “El Señor te pide que te entregues allí donde estás, así como estás, con quien está a tu lado; que no vivas pasivamente la vida, sino que la entregues; que no te compadezcas a ti mismo, sino que te dejes interpelar por las lágrimas del que sufre”.
Cómo no recordar ante esta invitación del Papa la experiencia que santa Teresa de Jesús vivió a los pocos años de fundar el monasterio de san José de Ávila. Un religioso franciscano proveniente de América habló a la comunidad sobre la necesidad de misión en el “nuevo mundo” y de “las almas que allí se perdían” por no conocer a Cristo. Ante esta palabras Teresa de Jesús quedó desconcertada y buscó la manera de dar una respuesta con su vida y su obra a la necesidad misionera, haciendo realidad su propia máxima de vida: hacer eso “poquito que es en mí”.
El espíritu misionero de Teresa de Jesús pronto se plasmó en el Carmelo Descalzo, desde los primeros carmelitas que predicaban en las aldeas cercanas a Duruelo hasta los que siguen llevando el nombre de Cristo a lo largo del mundo entero.
David Jiménez Herrero
Noviembre-Diciembre 2019