DOCTORAS
Durante demasiado tiempo la Iglesia había seguido al pie de la letra las palabras de san Pablo en la primera carta a los Corintios: “La mujer en la Iglesia calle” Tal afirmación paulina no había excluido del reconocimiento del camino de santidad a tantas mujeres en la Iglesia, pero siempre que una mujer santa resplandecía con una singular y excelsa doctrina entre el pueblo de Dios la respuesta era siempre la misma: Obstat sexus (el sexo lo impide) para reconocer su eminente doctrina.
Fue una mujer y santa excepcional, Teresa de Jesús, la que al final consiguió con su experiencia mística y su doctrina admirable romper ese techo de cristal que mantenía la enseñanza de las mujeres relegada a un segundo plano en el seno de la Iglesia. San Pablo VI proclamó por primera vez en la historia aquel 27 de septiembre de 1970, que una mujer, que una santa, que Teresa de Jesús merecía ser reconocida con el grado más excelso de la dignidad magisterial. Santa Teresa de Jesús era proclamada Doctora de la Iglesia y su doctrina escuchada y aprendida por files, pastores, teólogos y pontífices conseguía, al fin, el justo reconocimiento negado por una pobre interpretación paulina.
Teresa abrió un camino que no tardarían en recorrer justamente otras mujeres santas y cuyos nombres vinieron a inscribirse junto a una treintena de varones en el libro de los Doctores de la Iglesia. Desde la Revista “Teresa de Jesús” queremos repasar brevemente la figura y la doctrina de estas Doctoras de la Iglesia: Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Teresita del Niño Jesús e Hildegarda de Bingen. Y por qué no, señalar también a una gran doctora y filósofa en la Iglesia como es santa Edith Stein.
David Jiménez Herrero, ocd
Mayo-Junio 2021